Y los días se volvieron vacíos,
las mañanas heladas y bajas,
las tardes sufribles y amantes,
las noches incompletas y llamantes.
Y tú te perdiste en el invierno,
caminando por el sendero del olvido,
lloraba mi alma el desperfecto
de un corazón acuchillado.
Y la migraña me mataba,
el recuerdo de las nubes,
pensabas que la vida
era dar todo o no dar nada.
y cai al precipicio de los lamentos,
donde enterrada estaba mi razón,
el mundo se hizo negro, extraño
y ruidoso, ya no escuché tus palabras.
Y me dejaste aqui sentada,
con la vista en tu espalda,
un crujido en el pecho.
Y la luz que te iluminaba se apagó,
tu cabello con el dolor se fusionó,
el terror arrulló mi vacilar,
mi canción no se volverá a escuchar.
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