
Otra vez sentada en aquella silla dura de respaldar deforme, con la noche encima que busca descontrolada sus estrellas, con los aullidos de los perros en la espera de algún alma, con la mente en cualquier parte menos con ella.
Brissa es simpática, mediana, de rostro sonrosado y ojos transparentes, rostro de tranquilidad; es amante de las artes, los animales, la fuerza y la oscuridad. De día es una, de tarde la misma y de noche que le queda si no seguir siendo ella, nunca se animó a ser lo que en realidad le hubiera gustado, siempre siguiendo al pie de la letra las indicaciones de los demás.
El amor la trae medio loca, sintiendo fuerzas extrañas por la noche, durante la madrugada y entrada la mañana.
Los pensamientos en su cabeza creo son parecidos a los de cualquier persona o para especificar cualquier chica de su edad, ella es demasiado soñadora, se entristece entrada la tarde y no encuentra la tranquilidad que su rostro refleja.
Con los ojos llorosos recuerda, recuerda y se siente caer al suelo frio. No siente el corazón si es que acaso lo tiene, lo extraña tanto, que importa que la pinten como sufrida. ¿Es malo sufrir por amor?, ella y yo creemos que no, que todo eso es para fortalecernos en un futuro aunque este sea demasiado lejano.
Siempre mostramos la cara buena, para que no piensen que nos dejamos vencer por cualquier cosa, pero ¿Qué se hace con el dolor que nos empuja al vacio de la frustración y la desesperanza?. Tenemos derecho a dejarnos seducir por la tristeza de vez en cuando, a pensar en lo que no está bien aunque nos haga daño.
1 comentario:
Yo creo que la tristeza es algo muy necesario, te ayuda ver la vida de una manera más objetiva, desde luego sin ser extremista...
La tristeza nos quita muchas caretas, y yo he aprendido a ser feliz desde ahí...
Escribes muy bien...
Un saludo
andrés
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