martes, 16 de junio de 2009

Una vez más.

Otra vez la maldita preocupación,
la presión subiente de mi calor interior,
la tensión cobarde que aflige mi alma.

Esta espina en mi garganta que impide mi respiración,
atormenta tu vaiven en mi cabeza.

El pasadizo es enredado y lleno de trampas,
la unión es exclusiva entre amantes,
pero no, para nosotros no hay perdón,
ni un arrepentimiento.

Sólo miradas confusas, tocamientos indebidos,
rozamientos en estado gaseoso,
sufrimientos aparentemente indolentes.

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