domingo, 19 de julio de 2009

G.o.D


Es otro día frío, mi querido despertar. Otra tarde que pasa y me duele la cabeza, ya no espero nada, sólo que termine el encantador.

Encuentro tus mensajes, ocultos bajo almohadas de desilución, trás las cortinas de humillación, tú me das la última esperanza. Hoy sentí esa mano tuya, que me da cariño aún en los peores momentos.

Aveces cálido, aveces me enfrías, deberías saber ya, que me tienes en un desequilibrio maldito, pero me mantienes con vida.

Aprecio el esfuerzo, pero me matan algunas mentiras, que por más de blandas, nunca serán verdad.

Con todo y lo tuyo, sé que eres el único que entiende mis dilemas, que aguanta mi carácter de perra, que espera en la puerta hora trás hora y que nunca se cansa de decirme que me ama.

* Fotografía de Internet.

1 comentario:

Dylan Forrester dijo...

De seguro que Dios sigue ahí, obrando aún a pesar de nosotros.

Saluditos...